El carlino o doguillo, llamado pug en inglés, es una raza canina con origen histórico en China, pero con el patrocinio de Reino Unido. Se trata de un perro pequeño de tipo molosoide, el cual es utilizado como mascota. En una encuesta realizada por la FCI, entre el año 2012-2013, el pug fue nombrado dentro de las treinta razas más populares del mundo. Se dice que el pug se remonta a unos 2,000 años cuando los emperadores de China desarrollaron estas mascotas refinadas. Al igual que muchas razas del Extremo Oriente, los pug eran un tesoro que los extranjeros solo adquirían raramente como regalo. La raza se extendió en los años 1500 cuando los comerciantes holandeses llevaron los primeros ejemplares a Europa.
Es un perro bajo y macizo de aspecto cuadrado y compacto, bien proporcionado y musculoso; la cabeza grande, redondeada y de aspecto sólido, está cubierta de pliegues; el hocico es cuadrado y chato; los ojos, grandes y oscuros; tiene las patas rectas y la cola rizada. El pelo es apretado, suave y brillante. No saben nadar. El pug puede ser de color leonado con sus dos variantes: color plata o albaricoque suave con un antifaz o máscara negro, en los dos casos presenta una raya negra que va de la cabeza a la cola, igual que también puede ser negro puro. Existen camadas de diferentes colores no reconocidos por el estándar de la raza, que pueden ser de color atigrado, siendo el blanco uno de los más comunes. Se han visto otras variantes pero en menor medida.
Los pugs, si son bien entrenados y adecuadamente socializados, no son animales agresivos. Al igual que cualquier perro, pueden morder, pero es raro que esto ocurra sin que nadie le haga maltrato hacia el animal. Incluso se llevan muy bien con perros de raza más grande que ellos. Ante los seres humanos, tienden a mostrarse juguetones y buscan la interacción. Sin embargo, pueden ser recelosos ante los extraños, y anunciar con sus ladridos la presencia de personas desconocidas. Si bien por su tamaño no son perros guardianes, sí son buenos «perros-alarma».
Respecto a su inteligencia, el pug ocupó el puesto quincuagésimo séptimo en la clasificación de Stanley Coren acerca de la inteligencia de los perros. Tienden a veces a la tozudez, y no necesariamente acuden cuando se les llama, sino más bien cuando ellos quieren. A pesar de ello no son de alejarse mucho de sus dueños y prefieren la compañía de estos a la de otros perros. Un ejemplar saludable se comportará vivaz, activamente en sus primeros años de vida (correr, saltar y ladrar constantemente), pero esta característica tiende a desaparecer con los años, ya que los animales de cinco o más años suelen ser más tranquilos y disfrutar más de los sillones que de la calle. Su estructura maciza hace que toleren bien el juego con niños y adultos.