Los juguetes nos ayudan a establecer y mejorar la relación y el buen vínculo con nuestros perros…
La elección de un juguete para nuestro perro suele estar determinada por algunos factores que veremos a continuación.
No siempre son considerados todos y los compradores toman la decisión desde una perspectiva más humana que canina, en la cual prevalecen los aspectos económicos y la relación costo-beneficio cuando deben primar otras consideraciones, no solo las objetivas. Los perros tienen necesidades particulares, bien sea por raza o características observables, por temperamento, el tipo de actividades que realizan y los tiempos de ocio o descanso que disfrutan.
Los juguetes nos ayudan a establecer y mejorar la relación y el buen vínculo con nuestros perros, a presentar y enseñar normas o reglas de participación, a crear rutinas de diversión y descanso claras y, usándolos como estímulo y refuerzo, nos ayudan también a realizar trabajos de aprendizaje y educación.
Entre la amplia variedad de artefactos, materiales, formas, diseños, valores agregados y, por supuesto, precio, que se ofrecen en el mercado, serán algunos de los factores determinantes para seleccionar el más adecuado para nuestra mascota, y también para un propósito de trabajo particular.
No podemos medir el precio únicamente con relación a la resistencia o durabilidad del juguete.
Para aquellos momentos en los cuales debemos dejar a nuestro perro solo existen los juguetes naturales. Se trata de piezas deshidratadas de res, principalmente, que no tienen contraindicación alguna, salvo por razones dietarias, comestibles en su totalidad, las cuales aportan nutrientes y estimulan estados de satisfacción y calma.
VALOR AGREGADO
Además en el mercado se encuentran algunas opciones que ofrecen otras virtudes adicionales, tales como estímulos sensoriales (olor, luz, sonido y vibración), formas novedosas, pesos y texturas y materiales de vanguardia, rasgos que agregan valor a los juguetes porque llevan la entretención a niveles complejos que plantean a la mascota nuevos retos y deliciosas recompensas. No quiere decir esto que una botella plástica con un poco de agua no pueda proponerle al perro un problema serio y exigente que demande control motriz fino, activar su sistema propioceptivo y mucha diversión.
PRECIO
Imposible no mencionarlo, pero es importante notar aquí que la ecuación “a mayor precio más diversión” no necesariamente funciona. A cada uno de nuestros superperros le gusta algo en particular y esa preferencia determinará la inversión que el guía haga para satisfacerla.
No podemos medir el precio únicamente con relación a la resistencia o durabilidad del juguete. Lo importante es determinar si cumple el objetivo. Ahora bien, en su uso debe primar la capacidad para construir o mejorar el vínculo entre mascota y guía para que la diversión sea mutua, así como la participación compartida en el juego. Los momentos de recreación con nuestros perros no solo mejora la relación sino que también permite la enseñanza de reglas y de un aspecto muy importante para el comportamiento adecuado, que es la gestión de las emociones.
Al inicio y al final de una jornada de juego podemos transmitirle a la mascota estados de calma y durante la sesión podemos activar diferentes niveles de emoción, asociados con los grados de intensidad, para pasar luego a estados emocionales tranquilos, lo que beneficiará su salud y le ayudará a administrar mejor sus estados de ánimo en situaciones diferentes.
Debemos cuidar que los juguetes mantengan un valor social para el animal. No queremos convertirnos en un lanzador de pelotas ni transformar el juego en una obsesión. Al contrario, debemos procurar que ese elemento ofrezca la mayor diversión para perro y guía.